Tengo que perder la diplomacia.
Levantarme un día y dejarla debajo de la almohada junto con mi pijama a lunares a ver qué pasa. Esconder mis filtros en el fondo del placard y decir lo primero que me venga a la cabeza, sin pensarlo. Y asumir las consecuencias. Tengo que dejar de ser políticamente correcta, que no es otra cosa que un lindo eufemismo para decir falsa. Tengo que olvidarme del miedo a herir a alguien, sin querer. Tengo que ser honesta.
Tengo que poder mirarte a los ojos y decirte: -Ese pantalón es horrible y te queda espantoso!
La cuestión es que no recuerdo si te gustaba Billy Joel...
mirá que los extremos no sirven. No te cases para toda la vida con ninguna postura. A veces combiene llevar la diplomacia en el bolsillo
ResponderEliminarComo buena libriana(?) siempre evito los extremos, pero a veces me olvido! Justamente por eso pienso que no se puede ser siempre taaaan diplomática y ser (aunque sea un poco) más sincera! Saludos!
ResponderEliminarPensé que había hecho un comentario sobre este post pero no lo veo publicado...por las dudas, te digo: para superar las partes de mi "librianismo" que no me gustan, me doy con globulitos... un éxito! Besos
ResponderEliminarCarla, gracias por el consejo (?) voy a averiguar, probar y después te cuento...jaja! Un beso.
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