martes, 16 de agosto de 2011

Piloto automático

Nublado y lluvioso. Hay una neblina tan sutil que sólo alcanza para restarle claridad al día, y el sol se tomó franco. (No me vengan con eso de que " el sol siempre está" porque hoy es mentira!)
A las obligaciones no las altera el estado del tiempo: igual iré a hacer ese trámite al Anses para el que tengo turno hace un mes; igual prepararé la ropa, la comida y la viandas para la merienda de mi nena; igual haré los quehaceres domésticos...
Pero si me sentara a escribir hoy, sería algo deprimente y melancólico. Redundaría en lugares comunes sobre lágrimas y  desamores, sobre las gotas de lluvia golpeando en el cristal y, por supuesto, sobre el dolor de algún adiós.
Aunque haya vivido tardes lluviosas de romance inolvidable, momentos de alegría insuperables debajo de su manto mojado y días en los que no me hubiese importado si llovía o venía un tornado de tan felices, hoy la lluvia me caga. Me deprime.
Por eso, en este día, me calzo el impermeable y el paraguas para salir. Y, como no puedo quedarme tirada sin hacer nada,  me pongo en piloto automático para afrontarlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario