miércoles, 17 de agosto de 2011

La plantita



Él: -Tenemos que hacer algo, parecemos dos viejos chotos...
Yo: - Querés ser mi novio?
Él: - No puedo, ya estoy casado...
Yo: - Dejá la gorda esa que cocina mal, vive para atender tus críos y ni se produce para esperarte...
Él: - Jajaja me estás convenciendo...!!! (Suspira.) En serio, que hacemos? Esta rutina nos va a matar...
Yo: -Bueno, no es para tanto. Salí temprano que esta noche duermo los chicos antes que llegues y me depilo! Algo se nos va a ocurrir...

(Risas)

Y entonces me doy cuenta que lo importante sigue ahí: la complicidad, el afán por no perdernos... Que  si no nos plantearamos estas cosas, hace rato nos hubiesemos perdido.
Pienso que no tuvimos tiempo solos: cuando nos casamos ya eramos tres, al año eramos cuatro. De la soltería a familia tipo, sin escalas.
Al amor hay que ayudarlo, sí, es la famosa plantita que hay que regar un poquito cada día. Qué cursi! ...pero qué cierto!

4 comentarios:

  1. no cocinarás bien...pero otras virtudes tendrás...

    ResponderEliminar
  2. Y... una va aprendiendo! No seré una chef, pero nunca le falta qué comer jaja

    ResponderEliminar
  3. El humor, para mi es la clave del éxito en una pareja. A ustedes les sobra, se ríen de ustedes mismos, no es eso el amor?

    ResponderEliminar
  4. Ay, Lucila, pienso exactamente lo mismo! ni te imaginas la cantidad de situaciones en las que nos salvó el humor, pero igual cuando hay que ser serios nos ponemos "terriblemente" serios, eh!

    ResponderEliminar